---- ---- Bienvenido a mi Blog - Welcome to my Blog - Bem-vindo ao meu Blog ---- ----

No me voy a enamorar.

"Nunca voy a enamorarme otra vez". Cuando se pronuncia esa frase, solemos pensar que hubo una desilusión amorosa. Tiene tan mala fama, que no necesitamos saber la historia... ya sabemos que terminó mal. Sinceramente, yo creo que lejos de ser una frase triste, fea y amarga... es muy linda.

Conocí a una chica. Una chica de esas que no puedes definir en una sola palabra. Ni con todas las palabras. Una chica que fue capaz de producir el milagro de dejarme sin palabras... Una chica que conocí en una época extraña de mi vida... en un tiempo inesperado… ¿Se han puesto el escobillón en la frente y han tirado a dar vueltas muy rápido al rededor de su propio eje con la cabeza pegada al palo de la escoba? Si? Imagínense que la conocí justo después de haber separad

o la cabeza de la escoba.

Ahí estaba ella, con un hermoso blazer blanco que hubiese sido demasiado abrigador para cualquier chilena en un día común de otoño y que se contradecía con los pequeños zapatitos de suela baja que permitían congelarse los pies descubriendo el empeine. Ahí estaba ella con su liso y oscuro pelo caminando hacia mí con la mirada perdida no sé bien dónde. Me abrazó suavemente sin poder ver su cara y me dijo: “Hola.”

Yo dije: “Al fin nos conocemos”. Aún la tenía abrazada cuando nos distanciamos un poco… con la mano que me quedaba libre cerré la puerta mientras ella se iba separando de mí lentamente… su nombre, aunque no lo crean, Marcela.

Siempre escuché a un montón de tipos decir: “Lo primero que me atrae de una mujer, es su sonrisa” Yo siempre pensé: “Mentira”. Pero mientras se iba deshaciendo nuestro formal abrazo de presentación, la vi. Una

hermosa sonrisa se pintaba en sus labios y dejaba verse entre su pelo suelto… podría escribir mil cosas dignas de un guión de comedia romántica, pero no tendrían un contenido real… lo que realmente pasó fue impensado. Sí, impensado, porque no tuve la capacidad de pensar en nada… Mi mente se desconectó unos segundos, sentí que la sangre se me acumulaba

entre las mejillas y el cuello y lo único que escuchaba era mi corazón latiendo lento… pero muy fuerte.

Los dos quedamos noqueados. Es que esa sonrisa fue capaz de devolverme a la vida… sentí que al fin, todo lo que había pasado, todo lo vivido, todo lo confuso, triste, oscuro, enredado y penca que había pasado antes, todo… absolutamente todo encontraba sentido en esa sonrisa. Todo se resumía a un par de labios arqueados y una tranquilizante cosita blanca en medio. Traté de recobrar mis sentidos y volver en mí.

Me costó, pero al cabo de un rato logré reponerme del shock.

Ese día, iríamos al cine… Con mi hermana y su pololo que hicieron de celestinos para arreglar una salida (gracias). La ignoré conscientemente durante los primeros minutos para no parecer jote. (tan jote). Cuando nos preparábamos para

salir, tuve una pequeña conversación con el sujeto que comparte mi vida. “No seas un imbécil... no la embarres”, me dije entre dientes… pude imaginarme respondiendo “Ok…ok… no te exaltes” y haciendo una señal de boca cerrada y un posterior jur

amento sobre el pecho con la mano. [cosas de esquizofrénicos, no lo entenderían].

No voy a entrar en detalles respecto de lo que pasó durante las siguientes horas, pero puedo concluir lo siguiente. Acababa de conocer a la mujer de mi vida. Muy inteligente, increíblemente elocuente, interesantísima, un verdadero misterio, tierna, dulce, agradable, sensible, alegre… y otro montón de cualidades que no sólo encajan perfecto con mis defectos, sino que a demás, confirman que es perfecta para mí.

Todas mis oraciones, absolutamente todas, encontraron respuesta en ella. Veo como Dios se encargó de soprenderme, poniéndola justo ahí, en medio del camino, cuando menos me lo esperaba. Ella es un regalo de Dios para mi… creo que cuando Él me formó en la guata de mi mamá, estaba pensando en ella… sí, aunque suene increíble y c

omo diría Arjona, sé que no he sido un ejemplo… pero me enamoré. Me enamoré de ella, de toda ella… todo lo que significa, todo lo que es, me enamoré. Luego, descubrí que la amaba, que en mi corazón se encendía un intenso sentimiento nunca jamás antes sentido. La amo, amo a esa mujer que ilumina el mundo con una sonrisa, que pregunta todo, pregunta por todo… amo a esa mujer que nació a 3.000kms de aquí y que un día apareció ahí, frente a mí. Amo a esa mujer que vale todo... Cambiaría el mundo, por el bien que encontré en ella… y es que estoy seguro que quiero vivir mi vida con ella, quiero dormirme mirando sus ojitos, y amanecer viendo su sonrisa… La amo, porque ahora entiendo que todo lo que fue vivido, me preparó para ella… la amo porque es como ese regalo de navidad que escribes en tu carta al Viejo Pascuero, donde das todos los detalles y en noche buena, bajo el árbol, luego de que abres la caja gritas “¡¡Es justo lo que yo quería!!” y te sientes agradecido… la amo porque es justo lo que quería.

La amo porque es como ese regalo de navidad que te hacen, que siempre son calcetines, o calzoncillos o sábanas, o cosas que tal vez no querías, pero sí es justo lo que necesitas… la amo, porque es justo lo que necesitaba… la amo, y me siento agradecido. La amo, porque la siento exacta, perfecta, con sus virtudes y defectos. La amo porque me desafía a ser mejor, la amo porque es mi complemento perfecto, la amo porque veo como se potencian nuestros ministerios cuando estamos juntos, la amo porque me dio respiración y me hizo volver a la vida, la amo porque une en mí todas las cosas, la amo porque sólo necesita existir para completarme, la amo porque es un regalo de Dios… la amo, porque lo ama a Él más que a mí.

Hoy, hace tres semanas, tengo el honor de que sea mi polola. Hoy, hace tres semanas, escuchamos la voz de Dios que nos dijo que sí, que estábamos en medio de su perfecto plan. Hoy, hace tres semanas, mi corazón, mi mente y mi vida se enlazaron a esa mujer que vino del “país mais grande do mundo” a este rinconcito del planeta, sólo para encontrarse conmigo y enamorarnos, y amarnos. Hoy, y desde hace tres semanas, entendí una cosa…Nunca voy a enamorarme otra vez, ella es la mujer que Dios hizo para mí… ella es la que en el tiempo exacto va a ser mi esposa…

Se llama Marcela da Silva Pintto, 24 años, sierva de Dios, brasileña, hermosa, inteligente, alegre, firme, pero dulce, exacta… perfecta… La amo como nunca antes amé a nadie… nunca antes, ni después.

Te espero aquí, en el mismo lugar donde nos conocimos, donde nuestros caminos se encontraron para amarnos hasta el último latido, hasta el último respiro, hasta que el propósito de Dios para nosotros se cumpla. Te amo.



"Hace 6 meses que escribí esta nota... y no me arrepiento de ninguna palabra dicha, de ninguna cosa hecha, de ningún segundo esperando, de ningún kilómetro de distancia... te amo."






By Marce Cruchaga with